Sobre el término
La deonomástica es una rama de la lexicología que estudia las unidades creadas por lexicalización de un nombre propio o por otros procesos de formación de palabras que integran esta categoría, sea como base de derivación o como elemento compositivo. Esta disciplina sigue una línea de investigación que ha suscitado el interés de lexicólogos con distintos intereses, desde los que investigan sobre el léxico dialectal hasta aquellos especialistas en terminografía. Todos ellos ponen en conexión el saber lingüístico y el enciclopédico, por ello las propuestas etimológicas deben fundamentarse en aspectos formales y semánticos con el soporte de la historia local o la universal.
El desarrollo de la deonomástica debe mucho a los siguientes especialistas en semántica y pragmática del nombre propio: Kleiber (1981, 1995, 2016), Gary-Prieur (1994), Jonasson (1994), Leroy (2004), Vaxelaire (2005, 2008 y 2009) y Van Langendonck (2007), entre otros investigadores. Basándonos en sus contribuciones, hemos actuado bajo la premisa de que existe un continuum de doble direccionalidad entre nombre común y nombre propio, lo que conlleva la participación de esta categoría en la creación de nuevos sustantivos, y también en la formación de nuevas palabras por derivación y composición.
Deonomástica y onomástica
Los lingüistas valoran el cambio de dirección de los procesos denominativos con nombre propio (NP > NC); así mismo, relacionan el impacto de historias y leyendas de referentes iniciales con el grado de lexicalización de los nombres propios que los identifican individualmente , y también miden la productividad léxica por los derivados y compuestos que estos nombres hayan generado. Para cumplir tales objetivos es necesario diferenciar las subclases onomásticas.
- Nombres especializados, como Juan (nombre de varón ) y María (nombre de mujer).
- Nombres que solo pueden ser interpretables en su contexto, por ejemplo, el hipocorístico Chus.
- Nombres propios célebres, como Judas, antropónimo que reúne cuatro tipos de semas: ´humano´, ´masculino´, ´bíblico´, ´traidor´.
Los diccionarios de epónimos deberían distinguir entre los referentes reales y los de la ficción; por ejemplo, los apelativos alusivos a personajes literarios se incrementan en el periodo clásico de la historia del español a la vez que se produce la tematización de los mitos: los adonis, los hércules, los narcisos, las ateneas, las circes. Esta tendencia se invierte en tiempos más recientes con la llegada de referentes más próximos y reales, popularizados por la literatura o los medios de comunicación.
Deonomástica y dominios léxicos
Si la investigación sobre el léxico deonomástico pone en conexión el saber lingüístico y el enciclopédico, el método adecuado de estudio sería, pues, la estructuración del corpus tras el reconocimiento de los principales dominios receptores; de este modo se facilitará el descubrimiento de las motivaciones que han dado lugar a la aparición de nuevas voces, por ejemplo, sabemos que la metonimia es un mecanismo del gusto de los científicos para rendir homenaje a colegas que contribuyeron al avance del conocimiento. En este contexto son frecuentes las metonimias del autor o del investigador por la obra o el descubrimiento (voltio o volt, vatio o watt ).
Lejos de este propósito, los literatos han hecho del léxico deonomástico un recurso estilístico de variados efectos, desde el eufemístico al hiperbólico (judas, xudas, judes, giuda, iúda, jidáş); pero la creatividad de los hablantes iletrados no es inferior a la que se reconoce de reconocidos autores, pues el vulgo hizo de la lexicalización de nombres muy frecuentes un mecanismo idóneo para expresar con ingenio nuevos matices e ideas (esp. marimacho, marimandona; port.: maria-mijona, maria pereira, maria seca).
El diccionario de La Stella, el DHD y otros estudios del equipo han demostrado que estos son los dominios léxicos más beneficiados por la neología de origen onomástico:
- Tipos humanos: un adonis, un judas, un mecenas, una maruja.
- El cuerpo humano (nombres populares de la anatomía y de patologías): juanete, adrián, catalinas.
- La indumentaria y los adornos de uso personal: chaqueta, rebeca, macferlán.
- Tejidos: anascote, batista, tocuyo.
- Experiencias y comportamientos individuales y colectivos: babel, maratón, odisea.
- Actividades artísticas y lúdicas: bádminton, judas, rigodón.
- Instrumentos musicales: bandoneón, saxofón.
- Monedas, billetes, y otros términos de las Ciencias Económicas: amadeo, napoleón, sucre.
- Elementos y términos de transporte: tílburi, faetón. Marcas: barreiros, claxon.
- Objetos diversos de uso profesional o doméstico: condón, birome, bisturí, bayoneta.
- Los colectivos y sus centros: academia, bernardo.
- Los espacios y sus elementos decorativos: lazareto, galería, pantano.
- La comunicación oral y escrita: atlas, calambur, zarzuela.
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Alimentos sólidos y líquidos: bartolillo, borgoña, magdalena.
- Los vegetales y sus procesos naturales: adonis, agave, buganvilla.
- Los animales: chancho, faisán, periquito, medusa.
- La tierra (minerales y rocas): amazonita, andesita, biotita.
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Otros términos científicos
- Microorganismos: brucella, eimeria.
- Elementos, sustancias químicas y extractos: nicotina, bencina, brucina.
- Unidades de medida: balmer, fresnel, brewster.
- Nombres científicos de las patologías y sus remedios: agripa, sífilis.
Grados de polisemia
Los nombres muy frecuentes en la onomástica de distintos dominios lingüísticos son los más polisémicos, cuando se recategorizan: Juan, Juan+, Jean, Jean+, João, João+, Jam+, Jã+, John, pero también María, Marica, Mary. Este tipo de formaciones plantea problemas etimológicos por la imposibilidad de la identificación del referente inicial, salvo como representante de un grupo social. En el registro coloquial han surgido denominaciones humorísticas como los actuales plurales de Cayetano y Borja Mari, nombres que se asocian con los jóvenes de la alta sociedad.
A diferencia de los quijotes, romeos o lolitas, la nominalización de María ha sido productiva, pues este antropónimo se ha lexicalizado en varias lenguas románicas mediante los procedimientos de derivación y de composición, tanto léxica como sintagmática. Los cognados María, Marie, Mary, Mari, entre otros, intervienen en la formación de numerosas piezas léxicas; unas derivan de referentes individuales, por ejemplo, baño María, bain-Marie, pero la mayor parte alude a personajes imaginarios y homónimos, ya que el nombre se ha considerado un rasgo distintivo del colectivo que mantiene una relación onomástica, en este caso las mujeres en general y por extensión los homosexuales: maría, marica, mariquita (esp.); maria mangona, maria doida, maria fumaça (port.), también ciertos animales: maría, maría garcía, maría- palito, maría- seca, maría-teresa (esp.); maria farinha, maria faceira (port.) y ciertas plantas: maría o palo maría, cardo de maría, árbol de maría (esp.); maria leite (port.). Es notable la productividad del hipocorístico Mari, primer elemento de compuestos que dan nombre a clases de mujeres: maribobales, marimacho, marimoño, marisabidilla, marisingusto, marivén, marizápalos, etc., vegetales: marisalada, mariprieta (Malaret: 1970), marilópez (Morínigo: 1985), y también a animales: mariposa.
La deonomástica de los lenguajes de especialidad
Las voces populares de origen onomástico se diferencian de los deonomásticos de especialidad en el grado de universalidad terminológica o en la exclusividad idiomática del hallazgo léxico, puesto que en el primer caso los referentes iniciales han alcanzado gran proyección internacional, que no ha sido posible cuando estos pertenecen a tradiciones locales, o cuando se recurre a un nombre que por su frecuencia ha adquirido un valor genérico: María ´mujer´. Tengamos en cuenta que la cualidad más importante del lenguaje científico es la precisión y la objetividad, por lo tanto, el valor del término utilizado no depende tanto de los factores que condicionan el acto comunicativo, por ello tanto los científicos como los técnicos evitan los usos ambiguos y las falsas interpretaciones (Gutiérrez Rodilla, 1998:31).
El llamado saber enciclopédico, en el que se fundamenta la deonomástica, difiere notablemente en los distintos niveles socioculturales; por ello hemos considerado adecuado distinguir entre la deonomástica popular y la culta, pero también explicar por qué se producen interferencias entre ambos registros. Según el momento y el entorno sociocultural, unos personajes han alcanzado más relevancia que otros y unos acontecimientos han resultado más trascendentales que otros. Estos cambios en la representatividad de la experiencia humana a través de referentes individualizados denotan la paulatina e inevitable transformación de la sociedad, manifiesta en el grado de instrucción de los distintos sectores sociales, lo que conlleva la renovación de los mitos. Los aspectos diferenciales entre la deonomástica popular (DP) y la culta (DC) son los siguientes:
Las fuentes de información
DP: La Biblia, las leyendas hagiográficas y la paremiología.
DC: Textos literarios y ensayos.
La manera de interpretar la historia y de recrear las leyendas transmitidas oralmente o a través de la escritura (intertextualidad, tradiciones textuales).
D. P: Personajes bíblicos y hagiográficos, personajes proverbiales (un caín, un judas, etc.), lugares cercanos o remotos pero popularizados por ser mencionados en paremias (un potosí).
D. C: Personajes de la mitología grecolatina, de la literatura universal, políticos, científicos y otros personajes históricos (un adonis, un adone, etc.). Lugares remotos que dan nombres a diferentes productos.
La corrección formal en el tratamiento del nombre propio originario frente a prevaricariones, etimologías populares y otros casos de malapropismo.
D. P: prevaricaciones de forma y de contenido (un Moisén, un Macarelo, un Heliogábalo, un Galinillo, un Cipìón, un Bartolo).
D. C: corrección formal y propiedad en el uso ( un Moisés, de donde “lágrimas de Moisén”, un Macabeo, un Elio Galo, un Galeno, un Escipìón, un Bártolo o Bártulo).
La presencia o ausencia de bases hipocorísticas
Solo la deonomástica popular ha desarrollado la tendencia de la apelativización de hipocorísticos (perico, mariquita, maruja, lolas, chancho). Por el contrario, el tecnolecto se concibe como la representación verbal de objetos que existen de manera independiente de las lenguas naturales que los expresan.
INTERDEON proporciona suficientes testimonios de referencias a héroes y antihéroes a través de la nominalización. Los cognados elegidos ilustran la estrecha vinculación entre eponimia e historia de la literatura, o entre eponimia e historia de la ciencia y de la técnica; por ejemplo, en la jerga científica los epónimos forman parte de un sistema terminológico que consiste en elegir el nombre de un investigador para nombrar enfermedades, unidades de medida, instrumentos, etc. Por este procedimiento se expresan fácilmente ideas complejas, motivo por el cual sigue siendo una pauta admitida por la comunidad internacional, aunque también ha sido sometida a revisión. La deonomástica científica se caracteriza por la estabilidad formal y semántica, a diferencia de la deonomástica del coloquio; así mismo, el uso de términos de especialidad está sujeto al cumplimiento de los principios de precisión, neutralidad y economía lingüísticas.
Gran parte de las voces analizadas son préstamos habilitados por especialistas que comparten información en situaciones de intercambio internacional. En estos aspectos presenta notables diferencias con el registro coloquial, que cuenta con un repertorio más limitado, aunque con más posibilidades de desarrollo polisémico.
VATIO O WATT(esp., gall.), VÁTIO (port. eur.), WATT ( gall., cat., port. bras., fr., it., ing. , eusk., rum., etc.), ワット(jap.)
La universalidad de este mecanismo de innovación léxica y su antigüedad son aspectos de interés para quienes se ocupan de la historia de los epónimos y de otras voces de origen onomástico con arraigo tanto en el discurso científico como en el técnico; por ejemplo, el dominio léxico de los tejidos es ilustrativo del éxito de la metonimia, que se ha convertido en el principal mecanismo de creación de nomenclatura. Son voces que remiten al lugar de fabricación del tejido o al primer obrador.
CACHEMIR (también CACHEMIRA y CASIMIR en esp.), CAIXMIR (cat.), CAXEMIRA (port., gall.), CASIMIRA (gall.), CASIMIR (también CACHEMIRE en fr., it.), CASSIMIRE (ing.), KAXMIR (eusk.), CAȘMIR (rum.).
A diferencia de la eponimia, la deonomástica atiende especialmente a los mecanismos de la léxicogénesis sobre la base del nombre propio. Los datos confirman que la noción de epónimo se sustenta en un criterio referencial, por lo tanto, extralingüístico, pero el desarrollo de acepciones y las posibilidades formativas de los nombres propios son objeto de estudio de la deonomástica, que da cuenta de mecanismos muy productivos, puestos en práctica en diferentes lenguas. Por otro lado, el uso de epónimos no se limita exclusivamente a las áreas de la ciencia y de la técnica, puesto que estos valen para designar todo tipo de realidades en distintos territorios y periodos. En resumen, el reconocimiento colectivo de rasgos prominentes eleva a la categoría de prototipo a los referentes iniciales que dan nombre a diferentes clases (Vaxelaire, 2018: 57). Disponemos de muestras amplias y representativas. Son voces que remiten al mismo referente en distintas lenguas modernas.
Las primeras contribuciones en el área de la romanística son mérito de B. Migliorini (1927/ 1968) y posteriormente de E. La Stella (1984). Han seguido esta línea otros investigadores europeos, principalmente E. Büchi (1991, 1993 y 2002), W. Schweickard (1992 y 2010), E. Caffarelli (2013) y el grupo de la UCM que desde hace años ha centrado parte de su actividad en avanzar en el conocimiento de la onomástica y la deonomástica desde una perspectiva multilingüe.
Es evidente que tanto la lengua estándar como los lenguajes de especialidad han recibido un enorme caudal de voces que se asocian a nombres propios, por lo tanto, es comprensible que los usos respondan a distintas necesidades y actitudes comunicativas; sin embargo, no se ha tratado en profundidad qué motivos han llevado a científicos, literatos o iletrados a optar por la lexicalización del nombre propio (NP> NC) entre las múltiples posibilidades de la neología.
¿En qué medida la recategorización y otros procesos formativos de origen onomástico han contribuido a la innovación léxica?
Para responder a esta pregunta es necesario buscar los antecedentes del procedimiento en lenguas clásicas o modernas, también hemos de preguntarnos hasta qué punto la neología deonomástica ha contribuido a la ampliación y complejización de ciertos dominios léxicos, tras el descubrimiento de nuevas relaciones: género/ especie, materia/ variedad, entre otras, o tras avances científicos en áreas tan receptoras de deonomásticos como la Física, la Química o la Medicina.
En cuanto a los factores externos, estos han influido notablemente en la renovación referencial (un Creso, un Fúcar) y la subsiguiente aparición de nuevos prototipos, cuya construcción ha ido prosperando a través de las tradiciones discursivas en las que son mencionados. Este aspecto enlaza con la dialectalización de los falsos epónimos o su adecuación a dichas tradiciones.
El estudio de este tema requiere algunas aclaraciones:
a) Ha de valorarse la relevancia, local o internacional, de los referentes iniciales. El análisis contrastivo que se ofrece en INTERDEON permite medir el grado de internacionalización a través de la identificación referencial y del número de cognados.
GUILLOTINA (esp., cat., gall.), GUILHOTINA (port.), GUILLOTINE (fr.), GHILOTINĂ (rum.), GHIGLIOTTINA (it.), GUILLOTINE (ing.), GILLOTINA (eusk.), GILOTINA (ch.), ギロチン(jap.), etc.
b) El significado de denominación de los nombres que intervienen en el proceso lexicogenético. Es inevitable preguntarse por qué un antropónimo tan extendido como María > maría ha generado tantas acepciones en distintas lenguas y por qué se ha integrado en tantos dominios léxicos.
MARÍA (esp., gall.), MARICA (esp.), MARIA (port., eusk.), MARIA /MARY(ing), مَرْيَم /maryam/ (ár.).
Esp. Baño María, marianca, marimandona, maribobales, etc. Port. Banho-maria.
Fr. Bain-Marie, marie-couche-toi-là.
Port. Maria-rendeira, maria-rita, maria-sanches, maria-seca, maria-segunda, maria-velha, etc.
c) La viabilidad de hacer una propuesta de clasificación desde una perspectiva pragmática, lo que implica reconocer la vinculación de voces de estas características a tradiciones discursivas diferentes:
BIQUINI (esp., cat.) , BIQUÍNE/ BIQUINE (port.), BIKINI (esp., gall., fr., it. , ing., eusk., rum.), BIKINI WAX (ing.), BIKINY (ch.).
VOLTIO (esp., gall.), VÓLTIO (port. eur.), VOLT (esp., fr., cat., gall., port. br., it., rum., ing., eusk., ch., etc.), فُلْط /fulṭ/ (ár.).
BARBA-AZUL (esp., port., gall.), BARBA BLAVA (cat.), BLUEBEARD (ing.), BARBE BLEUE (fr.), BARBABLÙ (it.), BARBA ALBASTRǍ BARBĂ-ALBASTRĂ (rum.), BIZAR-URDIN (eusk.).
JEAN (esp., port.), JEANS (port. , rum. ), BLUE-JEAN (esp., fr., port.), (BLUE) JEANAK (eusk.). JEANS (ing.), (BLUE)-JEANS (rum.), BLUGI (rum.).
Hasta ahora no se ha hecho suficiente hincapié en la conveniencia de investigar sobre la historia de los nombres propios lexicalizados, especialmente su conexión con disciplinas afines, como la historia de la literatura o la historia social. INTERDEON permite al menos vislumbrar la importancia de la antonomasia en el discurso literario de diferentes épocas. La alusiones a Adonis, a Lolita o a otros personajes identificados y conocidos por los letrados los convierten en modelos por su carácter, por su físico o por sus capacidades; de este modo quedan desprovistos de su plena caracterización literaria: Caín, Lolita, Peter Pan, Pepito Grillo, don Quijote, etc.
LOLITA (esp., cat., gall., it., fr., port., ing., ch.).
CAÍN (gall.), CAÍNA (esp.), CAIM (port.), CAÏN (fr.), CAìNO (it.), CAIN (rum., ing.), KAIN (ch.), قَابِل /qābil/ (ár.).
La selección de los rasgos prominentes que configuran un arquetipo resta complejidad al referente inicial que da nombre a la clase, un proceso que puede acelerarse si el personaje alcanza la máxima popularidad entre el vulgo, siempre dispuesto a recrear las historias y leyendas que lo mencionan.
Esta creatividad que rescata a referentes reales y de ficción, animados e inanimados, se ha nutrido de relatos de hazañas científicas, pero también de historias o leyendas transmitidas oralmente o por la escritura, y recreadas por los sucesivos receptores. Unos referentes han sido descubiertos por quienes aprendieron otras lenguas, más allá del país donde residían, por ello es adecuado el enfoque plurilingüe que se propone para INTERDEON. La ejecución de este proyecto ha situado a los lexicólogos frente a nuevos retos: el estudio de la renovación del léxico deonomástico a través de los tiempos, la clasificación de estas voces por su pertenencia a la lengua elaborada o la del coloquio, y la comprobación del alcance plurilingüe.
La deonomástica de especialidades científicas y técnicas
Se ha comentado que la universalidad es el principal objetivo de la terminología científica. María Ángeles Alcaraz Ariza ha publicado un interesante estudio sobre los epónimos en medicina (2002: 55-73), en el cual da cuenta de las variaciones eponímicas y semántico formales, aportando numerosas expresiones que incorporan el apellido o los apellidos de los científicos para denominar síndromes, ciclos, reacciones, enfermedades, etc.:
Síndrome de Down; glándulas de Cowper; cápsula de Bowman, células de Golgi, músculo de Hilton, cavernas de Schnabe, lepra de Willian, lente de Willian, etc.
Elena Guardiola y Josep- Eladi Baños [2012] proporcionan nuevos datos de unidades formadas con uno o dos apellidos: método Trueta, síntoma de Vidal Colomer. La norma es igualmente conservadora en otras nomenclaturas científicas:
Los números Cowling, Alfven, Ekman, de Fourier, de Froude, de Graetz, de Grashop, de Knudsen, de Loschmidt, etc. (CREA).
Es sabido que en ciertas ramas se prefieren combinaciones estables de palabras.Tales unidades no presentan un grado elevado de opacidad o idiomaticidad y se distinguen por la regularidad estructural, ya que la unidad se constituye con un término genérico y un elemento especificador, a menudo el nombre del investigador. La implantación del tecnicismo puede provocar la variación de la unidad pluriverbal, al simplificarse esta por elipsis del elemento nuclear: fresnel (lentes de fresnel), kelvin o kelvenio (grado kelvin), etc., aunque tal reducción no siempre es posible: lente de Fraunhofer, líneas de Fraunhofer, rayas de Fraunhofer.
Por otra parte, la actividad investigadora ha favorecido la nominalización de adjetivos deonomásticos de transmisión culta, por ejemplo, zoólogos y biólogos han recurrido a derivados clásicos para designar especies autóctonas: "Cicuta barcinonensis", a. 1962, P. Font Quer, en CORDE; "soteriscus gaditanus, que sólo se encuentra en la zona de Tarifa", a. 1989, F. Llobera Serra, en CORDE, pero fuera de la jerga científica se encuentran numerosos casos de esta práctica tan antigua y productiva. La aceptación de dicho procedimiento se confirma en los dominios léxicos de los tejidos (granadina, indiana, etc.), de los instrumentos musicales (bulgarina, chinesco), de los minerales (moscovita, turquesa), entre otros. Abundan los cultismos: cesárea (Terreros, s.XVIII), pánico (terror pánico, s.XVI), mausoleo (XVI), lesbiana (finales del s.XIX, principios del XX, Rubén Darío).
Se ha podido constatar que las nomenclaturas científicas han recibido en el periodo moderno y contemporáneo numerosos términos formados sobre bases antroponímicas y toponímicas. La evolución léxica es consecuencia de la necesidad de revisión, ampliación o renovación de contenidos. Microorganismos: castellanella (de Aldo Castellani, médico y bacteriólogo italiano), erwinia (del bacteriólogo Erwin F. Smith), giardia (de Alfred Giard, biólogo francés), lamblia (de Wilhelm Dusan Lambl, patólogo bohemo), etc.
En el área de la Física, la terminología se ha renovado por adaptación del apellido o los apellidos de destacadas personalidades; estas bases aventajan a las de procedencia mitológica, al menos es lo que hasta ahora se ha podido averiguar sobre las unidades de medida, cuyo repertorio está constituido por un elevado número de metonimias: Watt, Townsend, Troland, Sverdrup, Oersted, etc.
No todos estos términos pertenecen a la jerga científica, ya que algunos han podido integrarse en la lengua general, por ejemplo, pasterizar o pasteurizar, un verbo que también nos enseña que el étimo remoto es un nombre propio y que la verbalización pasteuriser proviene del francés. El estudio de Sánchez Ron (2003) sobre la figura de Pasteur y su disposición a colaborar con la industria da las claves para explicar la difusión del verbo y de sus derivados:
PASTEURIZACIÓN (esp., gall.), PASTEURITZACIÓ (cat.), PASTEURIZAÇÃO (port.), PASTEURISATION (fr.), PASTORIZZAZIONE (it.), PASTEURIZARE (rum.), PASTEURIZATU, PASTEURIZAZIO (eusk.), PASTEURIZATION (ing.), PASTERIZACE (ch.), بسطرة /basṭara/ (ár.).
En trabajos de referencia sobre la lengua de la ciencia [Gutiérrez Rodilla, 1998] o sobre la eponimia [Genette, 1972], los autores reconocen la vitalidad del procedimiento e invitan a reflexionar sobre esta cuestión y sobre el papel que desempeñan los epónimos como indicadores de las fases de la histórica de la ciencia.
Microestructura de INTERDEON
En la lematización se ha seguido un método comparado, que implica el estudio etimológico. Se han agrupado las variantes por la ortografía, independientemente del aspecto fónico. El desarrollo de esta primera parte ha requerido la consulta de obras lexicográficas que se mencionan en la bibliografía, así como otros ensayos sobre el tema. Ha de señalarse la dificultad de trazar un itinerario de transmisión. Es evidente que debemos fundamentar nuestra propuesta en los datos históricos para determinar el punto de partida.
Cada artículo consta de varios apartados:
Contiene información etimológica y enciclopédica sobre el referente inicial. Se subrayarán los rasgos prominentes en los que se fundamentará la metáfora, la antonomasia o la metonimia.
El árbol de acepciones se ha construido a partir de los que proporcionan las obras lexicográficas citadas en la bibliografía.
Los datos indican distintos grados de coincidencia en el desarrollo semántico de lenguas en contacto, por ejemplo,el euskera concuerda con el francés en la última acepción de judas ´orificio que se hace en la pared o en la puerta´, acepción desconocida por el español.
La estructura del artículo es sencilla, pero facilita la observación de las diferencias y de las coincidencias semánticas.
Se han recogido las unidades pluriverbales que integran los nombres propios lexicalizados, aunque se trate de un proceso lexicogénetico diferente.
Bocado de Adán ´nuez de la garganta´. Manzana de Adán ´(esp. de América) ´nuez o prominencia que forma el cartílago tiroides´, pomo d´Adamo (it.), maçã de Adão (port.), pomme d´Adam (fr.), mǎrul lui Adam (rum.), Adam’s apple (ing.).
Así mismo el artículo contiene documentación histórica del español, proveniente en parte del DHD, y también un ejemplario de usos contemporáneos de los cognados. Las lenguas comparadas han sido el español, el inglés, el francés, el italiano, el portugués, el rumano, el euskera, el checo y el japonés. En la lematización se han incluido los cognados de las otras lenguas románicas de la Península Ibérica.
La selección de lemas permite reconocer las diferencias en el grado de internacionalización de los nombres lexicalizados.
Hasta ahora el equipo se ha centrado en la nominalización; los derivados adjetivos se han recogido en el árbol de acepciones, pero serán tratados independientemente.